Fui convocado por Café Urbano Buenos Aires para realizar mi primera muestra personal, y no puedo explicar la emoción que sentí al ver mis obras colgadas, todas juntas, contando una parte muy íntima de mí.

A la muestra la llamé “Pasiones de un niño”, porque cada una de las 8 obras que expuse tiene que ver con esos personajes que me acompañaron desde siempre, que admiro profundamente y que me conectan con ese niño que fui… y que, por suerte, a veces todavía soy.

La muestra duró aproximadamente un mes y fue una experiencia hermosa: la gente se acercaba a tomar un café, disfrutar de cosas riquísimas y al mismo tiempo rodearse de arte urbano en un entorno cálido y cercano. Ver cómo conectaban con mis obras, cómo se quedaban mirando los detalles o charlaban sobre los personajes, fue algo que me marcó.

Mostrar mi arte en espacios alternativos, generar una atmósfera donde el stencil, los colores y las emociones se mezclan con lo cotidiano, es algo que siempre voy a disfrutar.